borde
Según la RAE, el vocablo diván proviene del árabe clásico: archivo, y refiere cuatro acepciones:
- Asiento alargado, generalmente sin respaldo, para recostarse o tumbarse.
- Entre los turcos, supremo consejo que determinaba los negocios de Estado y de justicia.
- Sala en que se reunía el diván.
- Colección de poesías, originalmente en una lengua oriental, de manera especial en árabe, hebreo, persa o turco.

En este diván concurre algo de cada acepción.
Además del archivo, el asiento alargado, la sala de reunión y la poesía árabe como reminiscencia de Las mil y una noches, se conjetura la metonimia del diván con la psicoterapia.
Esa imagen fílmica, donde una personaje, tumbada en un diván, relata sucedidos propios y ajenos a la psicoterapeuta.
El juego de palabras es, pues, un diván de archivos que relatan sucedidos propios y ajenos. Donde, eventualmente asomará la psicoterapia, el consejo, la justicia y la poesía divergentes: discrepantes/disconformes/en desacuerdo/disidentes. (Por ahora esa es la intención).
Este diván germinó de una conversación que tuve alguna vez sobre la necesidad de no-hacer. Literal.
Alguien contó, ‘mi hermano, se sienta en el borde de la cama y dice: -me tomaré un rato de no hacer; entonces, se queda allí, inmóvil, con la mente en blanco, por minutos’.
Coincide con unas páginas del filósofo Han Byung Chul –por cierto, cuestionado por la academia de cepa oxidental– que, anduve leyendo el año pasado.
“Solo la inactividad nos inicia en el misterio de la vida”.
Si bien, este diván implica leer, por tanto, sí hacer. También, pretende ser un espacio-de-ocio. Libertempo en euskera. Menos de 500 palabras que se leen en menos de 5 minutos.
Hurtar 5 minutos a la rutina para escuchar, leer, ver un archivo divergente.
Regresando a las acepciones. Borde, refiere al extremo u orilla de algo. (Permuta pedante por intro o presentación). También por, ‘Dicho de una persona: impertinente, antipática’, pero solo ‘mal intencionada’ con el sistema-estado.
Para despedirme, algo más del diván como título. En otra conversa, alguien me invitó a hacer stand up. Según dijo, tengo un actuar risible involuntario y una brújula ética ‘correcta’. Sin resentimiento de amor propio herido acepté lo de risible, y agradecí lo de la ética. Durante semanas consumí tutoriales sobre stand up para dummies y escribí un guión titulado El diván, aunque no me animé a presentarlo en escena. Así que, estoy reciclando.
Seguro este dván tiene involuntariamente algo de stand up, y algo de borde.
Libertá.
Raula Amonak.
p.d. El uso del vocablo sucedidos lo tomé de Eduardo Galeano.
No puedo recordar el nombre de los interlocutores de las conversaciones citadas. Hoy, el primero es escritor, y el segundo standupero guanajuatense.
La cita de Byung es de su ensayo La sociedad del cansancio (2012, en español), y las acepciones de la RAE.