Bien dicho es: “Si todo es noticia, entonces nada es noticia”. Es una idea que me salta a la cabeza cada vez que escucho los noticieros o veo alguna nota informativa acerca de los hechos más recientes en el mundo. No es ningún secreto que las noticias son un negocio, este negocio anteriormente era puramente escrito, luego pasó a ser escuchado con la radio, siguió con la televisión y desembocó en el internet -siendo más precisos- con las redes sociales. Si bien hay diversas fuentes de ingresos por parte de estos medios, el mayor de ellos es la publicidad, las visitas que generan sus sitios web, los espectadores al tanto de los noticieros, los escuchas al pendiente de la radio y hasta los lectores de periódicos (que han ido en decaída) son todos consumidores de publicidad. Teniendo esto en cuenta, mantener la atención de los consumidores debe de ser importante para estos medios difusores, sus visitas o compras (al menos en lo escrito) son las que sustentan el propio medio.
Autor: Mauricio Flores

¿Cómo hacen que uno visite el medio? Bueno, hay muchas y diversas estrategias, una de las más sonadas y utilizadas por los medios digitales es el llamado Clickbait, el cual consiste en una imagen, texto o enlace llamativo que provoque cierto interés (o mejor dicho morbo), al entrar al enlace se genera la visita, usted consume la publicidad y en la mayoría de los casos la noticia en cuestión no tiene nada que ver o está malversada la información. Este es solo una de las tantas estrategias que se utilizan, justo por ser de las más recurrentes es fácil de identificar.
En el párrafo anterior sobresale una idea: como presentamos la información. Se supone que los medios tienen la labor de narrar el acontecer diario, la narración nos lleva a trabajar la información y presentarla, contar una historia al final de cuentas. En el momento en que alguien lee una noticia uno está leyendo una historia (hasta cierto punto y guardando las proporciones), ya que los datos son duros, concretos y replican lo acontecido, pero muchas veces esa labor es malversada. Muchas veces eventos poco relevantes son exaltados o adornados manufacturando así una historia vacía, hecha para llenar espacio y vender.
Pienso en la frase: “Hay décadas en las que no pasa nada; y hay semanas donde pasan décadas” de Lenin, la cito ya que no siempre están sucediendo hechos significativos o que nos afecten propiamente a nosotros, aunque en un mundo globalizado es una consecuencia el exceso de información. Está bien, en México no acontece algo relevante durante la última semana, pero al otro lado del mundo se puede estar firmando un tratado de comercio, declarando una guerra o se llevan a cabo las elecciones de algún país. Esos hechos son claramente importantes (noticias) y podrían llegar a afectarnos o influirnos como sociedad, pero hay otros que son presentados con la misma relevancia y no merecen nuestra atención ni nuestro tiempo. Pongamos como ejemplo la sobrecarga de información que produce el presidente Andrés Manuel, se supone que las ruedas de prensa que hacen los presidentes son prioridad, deben de ser difundidos; sin embargo, el presidente utiliza las mañaneras como un simple despliegue de opiniones e ideas al aire que no terminan por ser coherentes ni concretas, terminan siendo ruido, cubren u opacan otras noticias, desvía el foco de atención. El discriminar información se ha vuelto una tarea cada vez más relevante, pero requiere de un recurso muy valioso, el tiempo y del cual no todos disponemos. Tomamos la primera información que se nos entrega confiando en la labor periodística y no profundizamos a menos que un hecho nos haya llamado la atención o nos afecte.
Es crucial puntualizar que los trabajadores de los medios de información tienen una labor sumamente difícil; en parte, es un compromiso con la sociedad y otro consigo mismo al hacer su trabajo de manera profesional. Se encuentra presente la otra cara de la moneda, el periodista o medio de comunicación vendido, negar su existencia no es más que caer en su trampa. Sin olvidar que, en los últimos años, hablando concretamente de México, el asesinato o desaparición a periodistas ha ido en aumento, no debemos de dejar de reconocer este trabajo, hay personas comprometidas en llevar a cabo una labor periodística de calidad y por desgracia están siendo asesinadas.
Si bien no disponemos de todas las herramientas y recursos para hacer frente a la información -además de los propios medios de comunicación-, mantener una actitud critica ante aquello que se nos muestra como verdadero es la mejor alternativa y esto se puede llevar a la vida diaria. Por último, me surge la pregunta en la cabeza ¿a quién le beneficia que estemos saturados o sesgados por la información?