(…) el pueblo asumió y ejerció el poder (o sea que “pudo”) para determinar los supremos valores que cualquiera que en un futuro mandara al país debe respetar religiosamente, porque esa es nuestra voluntad […]
Lecciones sobre el uso de la Constitución en la mesa: una guía práctica.
Ahora es tema el cualquier acto de la Administración Pública en cualquiera de los tres niveles del gobierno (federal, estatal y municipal) puesto que poner un poste del alumbrado público se convierte en un acto sumamente político que despierta muchas pasiones, algunas muy interesantes. Y en el clima electoral tan hostil que vivimos desde hace algunos años se vuelve cuanto más relevante para todos el plano urbano y del territorio, así como políticas públicas de cualquier materia. Porque nos afecta la erección de un museo que termina con unos cuantos núcleos locales en Guanajuato capital es necesario traer el tema a la mesa.

Un aeropuerto, tren, centro comercial, autopista y más son mucho de qué hablar respecto de algunos a la cabeza de los gobiernos porque en primera instancia es un gasto público importante y en segunda porque luego resultan elefantes blancos que nos terminan haciendo sentir mucho más vulnerables de lo que éramos.
Entonces, cualquier acto debe tener un objeto determinado o determinable según la LFPA Art. 3 fracción II y cumplir con principios rectores que ahora sabemos están presentes en la Constitución. Y esa voluntad constitucional se supone debe ser el camino para el acto administrativo (con ciertas modificaciones prudentes). Porque siempre estamos escuchando que aquellos “trabajan por nosotros”, pero ese trabajo de nuestros representantes no es verdadera representación efectiva (a veces ni trabajo), puesto que esas acciones para mejorarnos la vida tristemente no dependen de nosotros. Siempre somos un necesitado de su grandeza e inteligencia. Aunque no quiero dejar sin reconocimiento aquellos aciertos que aunque no sean lo esperado al menos mantienen parcialmente a flote a muchas personas. Sí, son aciertos, pero muchos de blancos que no eran para el tiro.
El agua de Nuevo León se está acabando, y nosotros no podemos tomar parte porque siempre hay alguien decidiendo no lo más popular, sino lo “mejor para nosotros”.
Pero todo es legal, no os preocupéis. Aunque, tienen razón en desacreditarnos porque nos quejamos y no hacemos o planeamos nada. Pero también es cierto que no hay, con razonable acceso para todos, una educación para diseñar y coordinar proyectos a gran escala en el sector público. No una que funcione.
Autor: Ezequiel García