Damnatio memoriae es un termino moderno, utilizado por Christoph Schreiter para nombrar un castigo romano en nombre de la historia: “condena la memoria”. Los acusados tras su muerte eran borrados, arrancados de los libros, destruida su representación del bronce. El coloso de Nerón cae en algún momento, en algún saqueo, cae. La historia podrá atestiguar quienes caminan y marcan la tierra, pero la memoria es más poderosa, de ella nuestro presente.
Los materiales que construyeron los imperios se convierten en polvo, pasa con furia el viento de las revoluciones y las guerras. Los símbolos cambian, se erige un pedestal y arde con furia una imagen. De bronce, para que soporte los estragos del tiempo. De bronce, para heredar un pasado. De bronce, para que su caída suene con estrépito. De bronce, para que las palomas puedan adornarlas, con su contrastante color de excremento.
20 de octubre del 2019, el conquistador Francisco Aguirre cae en la Serena, se alzan las llamas en su figura; el fuego nos cuenta una peculiar historia: en aquella misma plaza Aguirre puso las cabezas de los caciques (lonkos), adornando de miedo las tierras arrebatadas.
29 de octubre del 2019, en Temuco Chile es decapitada la estatua del genocida Pedro de Valdivia. Los manifestantes convocados por los mapuches saltan a la victoria, golpean con palos los restos. La justicia que tarda más de quinientos años se manifiesta en una obra preciosa: La cabeza de Valdivia termina en la mano de la estatua de Caupolicán, toqui mapuche que lideró la resistencia contra los conquistadores.
1 de noviembre del 2019, amanece destruida la estatua de Cristóbal Colón en la ciudad de Arica. Las palomas ya habían estado trabajando.
Se alzan las voces. Se quita el silencio. La historia se mueve y la memoria vuela, cambia la imagen.

Abril del 2021, la resistencia Misak se moviliza para quitar al conquistador Sebastián Belalcázar, erigida en el morro del Tulcán: una pirade en la que los pueblos originarios honraban a su pueblo. “¿A ustedes les gustaría que encima de sus muertos le pongan una estatua al asesino?” dije Luis Eduardo Calambas, representante del pueblo Misak.
El símbolo puede ser de piedra o bronce, pero representa algo inmortal. Caerán y se erigirán los nuevos símbolos, deben caer como el antiguo mundo. Viajemos más lejos. Al panteón de los caídos en Valencia. Dónde alguna vez descansaron los restos del dictador Franco, bajo las tumbas decoradas y nombradas de los fascistas, una fosa común gritaba justicia. Presos políticos fusilados y sin nombre dormían el sueño eterno, bajo la sombra de su propio asesino. Piedra, tumba o bronce, la memoria pide que se le de otra lectura, un nuevo amanecer, una destrucción que reivindique a los que la tiranía mata.
El 14 de febrero se conmemora un día importante para Michoacán. El último irecha purépecha Tangáxoan Tzíntzicha es acusado por Nuño de Guzmán por incitar la desobediencia. Torturado frente a su pueblo es llevado al fuego. El mismo día pero del 2022 el consejo indígena de Michoacán camina hacia una peculiar escultura llamada “Los constructores”. Fray Antonio de San Miguel en su versión de bronce apunta en señal de mandato hacia dos trabajadores purépechas, quienes con rostros de dolor cargan materiales para sus conquistadores. El consejo supremo indígena ya había pedido su eliminación. Nada pasó. Con sogas Fray Antonio es derribado y decapitado, manteniéndose erigidos a los dos trabajadores.
“Las luchas también deben ser por nuestra historia”
Por la memoria.
La caída de la estatua de Sebastián de Belalcázar fué en Popayán.
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Me ha dado mucho gusto encontrar esta página en la red, más aún ver el talento de al menos dos hijos de maestros y amigos míos: Maru y Rolas. Les envío un saludo enorme y los felicito.
Enhorabuena!
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