«El futuro será cuántico o no será»
Latorre, I. José
Frente a un contexto internacional en donde se configuran cada vez nuevos actores, roles y escenarios, comprendidos dentro de un orden globalizado, lleva a preguntarse por problemas emergentes y las nuevas formas de resolución de conflictos, adecuadas a nuevas disputas.
Hay incertidumbre en muchos debates que están apareciendo en escena, que si bien aún son muy nuevos, comienzan a generar curiosidad en el ámbito académico. Conceptos y desarrollos novedosos cómo la inteligencia artificial (IA) o entender la lógica de la mecánica cuántica puede llevarnos a pensar en nuevas formas de relaciones humanas cómo así también un cambio importante de paradigma a nivel filosófico.

¿Qué implicancias tienen estos nuevos desarrollos tecnológicos y científicos en los sujetos, y en las prácticas sociales?, ¿En qué medida dichos desarrollos podrían configurar nuevos espacios y actores políticos en el mapa mundial?.
Las implicancias de los nuevos desarrollos tecnológicos y científicos en los sujetos y prácticas sociales, pueden generar grados de incertidumbre entre Estados y/o actores de toda índole. Estos progresos pueden ser considerados cruciales para el futuro de las negociaciones internacionales cómo así también, configurar nuevos espacios y/o actores en la arena internacional, en una suerte de cambiabilidad de paradigma a nivel global.
Stephen Hawking ha expresado en variadas ocasiones “ El mundo ha cambiado mucho más en los últimos cien años que en cualquier siglo precedente. La razón de ello no han sido las nuevas doctrinas políticas o económicas, sino los grandes desarrollos auspiciados por los progresos en las ciencias básicas”. Se considera pertinente indagar los impactos de los nuevos desarrollos tecnológicos y científicos en diferentes áreas, sectores y actores de la realidad política, social, económica, etc. Hoy, nos encontramos inmersos en una sociedad muy reflexiva cómo así también curiosa por los nuevos desafíos de la ciencia y frente a esto, es necesario replantearse algunos supuestos.
En el último tiempo, se ha comenzado a hablar de Inteligencia Artificial (IA); en un contexto de globalización es notable cómo la tecnología ha llegado para quedarse, avanzando y mejorando cada día más, hoy contamos con dispositivos móviles, acceso instantáneo a miles de plataformas, entre otras cuestiones. La tecnología puede ser positiva o negativa siempre sujeta a los usos que se le de. Comienzan a plantearse así, desde diversas ópticas, las implicancias tanto en materia de DDHH como también implicancias éticas y morales.
En tal contexto se podría hablar de un cambio de paradigma en donde la línea que divide lo tecnológico de los humanos va a ser tan fina que los cambios serán notables a nivel global, en todos los ámbitos de la sociedad. Esto significa nuevas reglas, normas, roles, de manera que llevaría a replantearse las bases mismas de todo el sistema y la lógica interestatal, si se quiere, con la que se viene trabajando desde hace mucho tiempo. ¿Podría pensarse una relación binaria entre humano – máquina?. Desde perspectivas más contemporáneas la respuesta sería sí. Podría considerarse relevante en el análisis el rol del lenguaje y de los discursos en cualquier escena que podría pensarse a futuro. El lenguaje ocupa uno de los mayores lugares en cualquier negociación, cooperación y diálogo. ¿Qué tipo de lenguaje y discurso podría pensarse en un contexto donde la racionalidad de los transhumanos o de una máquina pueda ser superior al del ser humano?.

También, hay que sostener la posibilidad de cambios en los objetivos, intereses y amenazas de los actores internacionales frente a un panorama de incertidumbre. El hombre por naturaleza cuando siente curiosidad y/o temor por “algo” busca apoderarse para controlar, en una suerte de dominio. Por el lado opuesto, el ser humano podría no ser reacio a estos nuevos avances y desarrollos, siendo quizás “dócil” en un sentido de adaptabilidad.
Los nuevos desarrollos podrían llegar a considerarse como herramienta para negociaciones, como “arma”; incluso ya puede observarse en los últimos avances en tecnología militar en Rusia a modo de ejemplo, con el desarrollo de las naves supersónicas. Esto denota que el poseer armas y tecnología militar aún importa; no es dato menor el presupuesto de EEUU en dicha materia. Y por último, puede observarse una cierta movilidad en la autoridad hasta lo que conocemos hoy. ¿La autoridad política podría dejar de ser la autoridad convencional tal y cómo la conocemos?; ¿hablaríamos de poder en los mismos términos en que se habla hoy?.
Los nuevos avances y desarrollos puede servir cómo medios o herramientas alternativas para la resolución de los conflictos, controversias o disputas; siempre y cuando no se monopolice, desde un hegemón por ejemplo, o de un ente privado cómo puede observarse en el rol predominante que están teniendo grandes empresas. Podría ser útil pensar cómo grandes compañías tales como International Business Machines (IBM), entre otras afines, utilizando sistemas cuánticos podrían llegar a crear una IA de avanzada, a tal escala que podría hablarse de conciencia en términos colectivos y no individuales. Una conciencia con capacidad de memoria y procesamiento muy evolucionada. Presentando una desvalorización de las relaciones del ser humano con la naturaleza tal cual se las conoce hoy. La idea de sincretismo o mutualismo se dejaría de presenciar entre el hombre y la naturaleza para comenzar a hablar de una interacción humano – IA, en un vínculo final atravesado por sesgos de toda índole, cómo sesgos de clase, género, etc.
Comienzan a plantearse desde diversas ópticas las implicancias, no solo en materia de DDHH de tales desarrollos, sino también éticas y morales. “ Los «agentes de impacto ético» son agentes cuyas acciones tienen consecuencias éticas, ya sea intencionadas o no. Cualquier robot es un agente de este tipo si sus acciones pueden dañar o beneficiar a los humanos. En segundo lugar, los «agentes éticos implícitos» son aquellos cuyos diseños tienen incorporadas consideraciones éticas, como la seguridad o las características de seguridad (…) Finalmente, los «agentes éticos completos» son agentes éticos explícitos que también tienen esas características metafísicas centrales que generalmente atribuimos sólo a los agentes humanos, como la conciencia, la intencionalidad y el libre albedrío ”. Un agente con las características de esto último mencionado sería prácticamente un humano. Y en tal contexto habría que replantearse nuevas lógicas como por ejemplo un cambio en la Declaración de Derechos (Livingston Steven y Risse Mathias, 2019, p. 8).
¿Qué Obligaciones y Derechos tendrán algunos y cuáles tendrán “otros”?; ¿qué posibilidades tendrán algunos y cuales tendrán “otros”?. Aunque no se trate de un proceso repentino, no es de menor importancia que la desigualdad de recursos y de poder van de la mano y aparejado con estos desarrollos. Los sectores de la sociedad que dispongan de mayores recursos se verán más favorecidos a las ventajas que puedan aportar las nuevas tecnologías, y aquellos que poseen menos recursos, serán los más desventajados; lo mismo si lo trasladamos al ámbito internacional.

Los mecanismos económicos y sociales que pueden surgir tras los nuevos desarrollos y en presencia de los nuevos actores, puede resultar en la producción de desigualdades. Siguiendo al pensamiento de Thomas Piketty, las teorías modernas de Justicia Social, posteriores a John Rawls, refieren a la idea de una sociedad justa cómo aquella que maximiza las oportunidades y condiciones de vida que brinda el mismo sistema o realidad social. El dilema es cuál es la forma más eficaz de hacer frente a un sistema social que debería garantizar el bienestar y maximización a sus ciudadanos en la que se garanticen los derechos de todos por igual pero ¿qué pasaría si la realidad muestra que los nuevos desarrollos generan la creación de oportunidades y aprovechamiento desde algunos sectores mientras el conflicto se acerca a los menos favorecidos?.
Se comparten postulados de que las instituciones liberales son resultado de la propia cosmovisión newtoniana. En la actualidad podemos decir que la perspectiva cuántica está ampliamente asociada a nuevas perspectivas emergentes, y a enfoques más recientes como miradas posmodernas, contemporáneas y hasta enfoques feministas; ¿es posible un cambio de paradigma basado en la Mecánica Cuántica?
Existe controversia sobre la conceptualización de numerosos temas, entre ellos la idea de “conciencia” y de “bienestar humano”, en donde se vuelve a remarcar la importancia de los usos tecnológicos cómo algo positivo y/o negativo, de manera que ambos no necesariamente sean excluyentes.
Hoy en día, podemos observar cómo todos estos nuevos desarrollos están cobrando relevancia, por ejemplo en el ámbito del cine, generando cierta incertidumbre masiva en la sociedad contemporánea. A modo de ejemplo podemos destacar cómo “Marvel” ha utilizado conceptos de la física cuántica para recrear a un “superhombre” cómo el “Yellowjacket”, un arma de guerra diseñada para múltiples propósitos y capaz de hacerle frente a cualquier conflicto geopolítico; se destaca también la serie de Netflix llamada “Altered Carbon”, basada en IA mostrando la correlación entre lo material y lo no material, esto significa, la idea de una conciencia eterna soportada en diferentes fundas (cuerpos) y generando también un posible problema de desigualdad social. Por otro lado, se destacan series cómo “Black Mirror” y películas cómo “Matrix”, “Blade Runner” basada en la novela titulada “Sueñan los androides con ovejas eléctricas”, etc. Aún no se habla de manera constante de IA, pero no significa que no estemos rodeado de una inteligencia que de cierta forma nos gobierna. Constantemente los seres humanos interactúan con lo que se conoce cómo “big data”, por ejemplo, a través de los usos de internet, y de diferentes aplicaciones y plataformas online, etc. Un mundo que consideramos naturalizado y normalizado; ¿Consideraremos naturalizados ciertos desarrollos futuros en la misma medida que lo hacemos hoy, o será una simple adaptación frente a lo que no podremos controlar?.
Autor: Ludueña, Milagros (Milrubí)