Diversas problemáticas nos están asolando, desde la crisis ambiental, protestas sociales, problemas económicos, muchas de estas no son solo producto de malas decisiones del pasado, son acontecimientos que siempre han acompañado a la sociedad, asuntos con los que cada generación tendrá que luchar o ha luchado de diferentes maneras y ya sea de forma aceptable para su momento o mediocre, sin embargo, creo que en este punto está fuera de discusión debido a que nosotros no los hemos vivido.
Para adentrarnos en el tema me gustaría hablar de un aspecto que me parece no nos ha quedado claro, y es el siguiente, “que no es problema de unos cuantos o de alguien más” y para eso debemos de empezar a ver a los demás como aliados, o al menos como compañeros, dejar de lado nuestra individualidad y egocentrismo, porque a la gran mayoría nos gusta vernos en el centro de las cosas como si todo fuera logrado por una persona en particular, en otras palabras, llevarnos el crédito. Sonará utópico, pero el dejar de lado nuestras diferencias por un bien mayor es a lo que tendríamos que aspirar, podríamos no estar de acuerdo con lo que los demás van a decir, pero tolerarnos con el fin de convivir es el primer paso para construir.

Tenemos el derecho de dar nuestro punto de vista y defenderlo, pero no imponerlo sobre los demás, aunque este mismo sea el “correcto”, pues de esta forma solo estamos poniendo limites al pensamiento en vez de confrontarlos para generar un dialogo y así, comprender y tolerar porque es que “el otro” piensa de esta manera. Muchas veces a pesar de que nos disguste, tendremos que aprender a trabajar con personas con las que no estamos ni en un milímetro en sincronía.
Tomando como ejemplo la generación de residuos todos podemos hacer -aunque sea pequeñas acciones- para apoyar, estas no son la cura, pero sí son un tratamiento que en conjunto con otras medidas pueden ayudar a reducir el impacto ambiental, pues como individuos no representamos una fuerza de cambio. Complementando esas actividades con sumarnos a propuestas para cambiar las leyes o proyectos a mayor escala es cuando nuestros esfuerzos en verdad se verán reflejados en un cambio significativo y palpable, en comunión no solo es más fácil llevar a cabo tareas titánicas, sino más trascendentales.
En conclusión, lo que a mi parecer sí nos concierne es en que forma empezaremos nosotros a actuar en contra de estas problemáticas, no podemos seguir culpando a las generaciones pasadas por lo sucedido, si bien hay que tratar de seguir sumándolos a nuestros movimientos, en ocasiones solo serán peso muerto, pero entre más voces suenen más fuerte será el mensaje. Tenemos que darnos cuenta de que hemos avanzado, sin embargo, no hay que detenernos pues todavía hay causas que deben ser luchadas y otras más que deben ser reafirmadas, no tendríamos porque conformarnos con lo que ya hemos logrado, todavía hay mucho por hacer.