La época electoral o el peor momento para estar vivo: publicidad política en la tele, en la radio, en internet, en la calle, en todos lados. La lucha mediática entre los partidos políticos se intensifica y el ambiente social se tensa. Las campañas se diseñan con el propósito de atraer simpatizantes bajo cualquier costo, poco importa si el costo es perder la dignidad, hacer el ridículo o ser un meme fabricado. Es el escenario perfecto para cualquier político: ser el centro de atención y, mejor aún, con la disposición del dinero público. La mayoría de las campañas son una burla, una vil burla.

Una técnica muy utilizada en la actualidad durante el ejercicio propagandístico de los partidos políticos es producir contenido llamativo, “chistoso”, de corta duración y que genere reacciones, buenas o malas, no importa. Es súper común abrir Twitter, bajar, bajar, bajar y, de repente, ver un video de un señor medio pelón, vestido como godín, con un chaleco de color llamativo encima y bailando en la calle mientras reparte folletos; y sí, resulta ser el candidato a diputado para tu ciudad. Chingos de likes, chingos de shares y gente comentando “México mágico”.
El humor es un medio para generar empatía, es normal y entendible que se utilicen recursos cómicos durante una campaña electoral; hace ver a la o al candidato como una persona agradable y la identificación personal puede ser significativa a partir de ese vínculo construido con risas. Sin embargo, lo que hacen estos señores ni siquiera es eso, es un intento de eso, uno malo, un pastelazo, una payasada. Eso ya no es política, es un show muy mal producido.
Según datos del INE, para este 2021 se dispusieron poco más 1575 millones de pesos para gastos de campaña de partidos políticos y poco más de 31 millones para gastos de campaña de candidaturas independientes. Analizar las estrategias de campaña de cada candidato puede ser de gran ayuda para encontrar una opción de voto o al menos para descartar, es un ejemplo de la manera en la que administran el recurso público, para qué lo utilizan y cómo lo aprovechan.
¿Cómo podemos confiar en alguien que se burla de nosotros, en la cara, con nuestro dinero y espera caernos bien?