Ahora nos toca a nosotras contar la historia, quitar las palabras de los labios del hombre, quitar nuestra pertenencia de esa misma palabra, y por la voz, que es nuestra voz, y siempre nos ha pertenecido, cantar la revolución que sí tiene rostro de mujer, tiene manos gastadas, arrugas y llantos, todas las edades, porque nacemos de cada flor y también de cada espina; perfume de sol y lluvia que cae sobre los rostros, confundiendo lágrimas con agua de cielo, porque la revolución debe tener sensibilidad de un corazón femenino, debe tener el grito de rebeldía de un corazón que quiere abandonar el silencio.

siempre han sido hombres escribiendo sobre hombres, eso lo veo enseguida. Todo lo que sabemos de la guerra, lo sabemos por la «voz masculina». Todos somos prisioneros de las percepciones y sensaciones «masculinas». De las palabras «masculinas». Las mujeres mientras tanto guardan silencio. Es cierto, nadie le ha preguntado nada a mi abuela excepto yo. Ni a mi madre. Guardan silencio incluso las que estuvieron en la guerra. Y si de pronto se ponen a recordar, no relatan la guerra «femenina», sino la «masculina». Se adaptan al canon […]
Svetlana Alexievich
Estamos escribiendo nuestra historia en un terreno que a primera vista se catalogaría como infértil, ¿en qué tierra de fosas crecería una flor?, ¿Qué tipo de fauna es aquella que se riega con sangre?, muchas son las preguntas sobre el lienzo donde labramos los nombres de nuestras muertas, pero no queda otro lugar más que el que fue profanado con la violencia.
Durante mucho tiempo la oscuridad de un mundo corrupto por una cultura misógina de apariencia inviolable oculto las voces de las rebeldes, obligándolas a esconder su palabra, sus ideas, sus exigencias. Esta lucha es una llama cada vez más ardiente, en su centro arden nombres que ya no volverán a ser olvidados, de hecho, nunca lo fueron, pero ahora todos lo sabrán, porque su brillo seguirá iluminando el camino de las que seguimos en pie de lucha, aunque las circunstancias parezcan desbordarnos.
¿Por qué, después de haberse hecho un lugar en un mundo que era del todo masculino, las mujeres no han sido capaces de defender su historia, sus palabras, sus sentimientos? Falta de confianza. Se nos oculta un mundo entero. Su guerra sigue siendo desconocida… Yo quiero escribir la historia de esta guerra. La historia de las mujeres.
Svetlana Alexievich
Svetlana Alexievich rescata en su libro “La guerra no tiene rostro de mujer” la historia de todas aquellas de las que nunca se habla, mujeres haciendo lo que se piensa que sólo hacían los hombres, contando la historia de la guerra por las voces femeninas. El término “Guerra” es muy fuerte, me atrevo a decir que aún para estos tiempos, al menos en nuestra no tan querida patria, a lo que quiero llegar es que el trabajo de Alexievich no ha terminado, no fue la primera ni será la última en escribir parte de una historia que no se cuenta, y queda en nuestras manos seguir documentando los rostros, las voces, las historias, con todo lo que podamos.
Es un tiempo tambaleante, pero estamos aquí, con la sangre de la revolución en las venas, con la palabra justicia en los labios, y por todas, por cada una de las mujeres, seguiremos escribiendo la historia, nadie se quedará sin leerla, nadie se quedará sin recordar, y aún muertas seguimos siendo semillas que nacerán como fuego en las que siguen con valentía nuestros pasos.
Alexiévich S. (2015). La Guerra no tiene rostro de mujer. Penguin Random House Grupo editorial. Colombia.