Luego de la revolución industrial, en el alba de un mundo globalizado, era normal la sobreexplotación de los trabajadores que, a falta de conocimiento del valor de su trabajo y frente a la necesidad de sobrevivir, hacían lo que fuese por un poco de dinero.

No conformes con estas prácticas, los cerdos capitalistas llegaban a pagar con “crédito” que solo era válido en las “tiendas de rayas”, que eran establecimientos creados cerca de las fábricas para vender los productos a los obreros. Además de que eran obligados a comprar los productos a la misma empresa, estos empleados eran pagados una miseria. Un negocio redondo para los patrones y dueños de los establecimientos, que normalmente era empresarios extranjeros.
Debido a esto, se empezaron a crear “uniones” en donde los trabajadores encontraban en un punto medio a los empleadores, creando tratos más justos (énfasis en el más) y condiciones más cómodas.
Pero, adelantándonos a los tiempos del capitalismo tardío, seguimos encontrando estas prácticas aún vigentes por parte de los Juggernauts modernos, empresas como Uber o Amazon que por medio de propaganda, incitan a la población a rechazar estas prácticas por el temor de convertirse en “socialistas”. ¿Es socialista esperar que una empresa le pague lo suficiente para vivir a sus empleados?
Pero no solo es una práctica que las transnacionales hacen para enriquecerse, incluso la empresas medianas/pequeñas usan trucos como estos para generar algo de ganancia.
Si tu negocio obtiene sus ganancias bajo la sobreexplotación de los empleados, en lugar de obtenerlas con el servicio que das, es una señal de que algo estás haciendo mal. Como los restaurantes que además de pagar una miseria, se quedan parte de la propina, porque es “lo justo”.
Trágicamente, por las circunstancias actuales, es difícil no caer en el juego que el mismo imperialismo creo. Uno como cliente, espera comprar un producto al menor precio, y estas empresas que sobre explotan lo tienen. Y como empleado, no hay otra opción que trabajar para ellos, porque en ningún otro lugar nos podrían contratar.
Hasta que nos demos cuenta de que el problema no está en la distribución de los poderes sino el en sistema mismo, seguiremos entregando nuestras almas a la avaricia de la gente sin escrúpulos.