Dedicado a Jorge Correa y Rosa Julia Leyva, quienes en su labor me devolvieron la esperanza de que nadie nunca se encontrara solo, aunque las tinieblas del mundo se impongan contra nuestra voluntad.
El teatro penitenciario es relativamente joven en México, dando formalmente su inicio en 1986 en el primer congreso de teatro penal, implementado por Juan Pablo de Tavira con una puesta en escena en el teatro de la ciudad universitaria. Tavira y Jorge Correa son dos figuras cúspides en los programas de reinserción social de los presos, utilizando el teatro como principal herramienta; a partir de este nuevo giro dentro de los sistemas carcelarios en México se vislumbra una nueva oportunidad para cambiar la vida del hombre que ha sido privado de su libertad; El preso encuentra un medio para no caer en la desesperación que le causó su delito, y al momento de salir, una nueva vía que lo separe de la violencia, ya que Jorge Correa maneja grupos que reúnen a los ex convictos para evitar que vuelvan tras las rejas, además, les brinda un cambio que consiste en el reconocimiento de los motivos que los orillaron a ese destino, suscitándose al momento de estar en contacto con el teatro, una disciplina que desconoce la mayor parte de los internos, y al momento de estar en contacto con ella pueden reconocer sus errores, su pasado, y lo más importante: reconocerse a sí mismo como hombres con una segunda oportunidad para cambiar su futuro.

El teatro penal en México es muy comentado, abordándolo siempre desde la perspectiva de la reinserción social, el cambio del preso o la libertad tras las rejas, sin embargo, el teatro penitenciario puede ser la materia de estudio de una de las problemáticas de la sociedad mexicana: el origen de la violencia. Por medio del método STRAP creado por Jorge Correa, el preso se reconoce lleno de territorios inexplorados, este sistema teatral le presta al interno las herramientas para que pueda expresar todo aquello reprimido durante el encierro, por medio de personajes que pide prestados de la dramaturgia y ejercicios que provocan el enfrentamiento con su pasado.
El manifiesto del teatro de crueldad de Antoine Marie Joseph Artaud Artaud refuerza la idea de Correa, posicionando el espacio escénico donde se desarrolla el ejercicio teatral como un lugar donde se rehacen los cuerpos:
El hombre está enfermo, porque está mal construido. . . En lo que respecta al actor, el resultado deberá consistir en la adquisición de una segunda naturaleza, liberada de los vínculos biológicos y culturales del comportamiento cotidiano y capacitado para aprender (o quizá reaprender)
(Artaud ctd. Artaud y el segundo teatro de la crueldad 54-60)
Cuando el preso se enfrenta con sus vivencias se fragmenta, y de estos fragmentos surge la posibilidad de un nuevo hombre. Es necesario no sólo tomar al teatro penal con el objetivo de la reinserción, sino como una posibilidad de estudio de las enfermedades de la sociedad, al momento de investigar las entrevistas recopiladas en el libro buzo de aguas negras una compilación de Dea Arjona sobre el sistema STRAP de Jorge Correa y lo que el maestro ha presenciado en los penales podemos vislumbrarlo:
Reconocí el exilio, la carne magra de quien ha pagado el precio de ser libre, más que teatro es un laboratorio de vida, yo no voy ahí a formar actores sino a recuperar hombres, y a recordarles su humanidad; bajar al infierno es ir al encuentro con la vida, ahí el escenario es un microscopio donde el hombre se abre y encuentra su libertad, se encuentra a si mismo abierto en ese canal, cara a cara con sus verdades.
(Correa ctd. Buzo de aguas negras 5)
Para abordar este tema es importante deshacernos de los prejuicios y ver al preso como una víctima, tal como lo sitúa Jorge Correa, sin hacer juicios morales, ya que al hacerlos estamos condenando al preso a no poder escapar de sus antiguas elecciones, o a su pasado que frecuentemente es influenciado por un contexto violento; identificando las razones profundas, más allá del delito que provocan que un hombre se fragmente: sobrevivir a su contexto, privación de la libertad y una sociedad enferma.
Aquí se plantea una pregunta que genera todo tipo de debates, si una cárcel está hecha sólo para castigar ¿Qué tipo de justicia estamos ejerciendo como hombres?, y aunque no sea así, el hecho simbólico de la cárcel como infierno es latente, impuesto por la corrupción y en un triste caso, por la justicia social. Es una verdad que dentro de la historia de un interno existe la otra página perteneciente a la víctima, y a todo un círculo que lo rodea, pero ¿De qué sirve sólo el castigar? tal vez suene como soñadora, o como una amante de utopías, pero yo realmente creo en el hombre y en las segundas oportunidades; sé que hay casos aislados, pero creo que queda muy claro a que tipo de personas estamos tratando en este texto, y me parece maravilloso que el teatro, el arte, pueda brindar un consuelo y una nueva vida a todos aquellos que han experimentado el abismo de sus circunstancias y decisiones.
El teatro que ejercen los presos ofrece una mirada al interior de un ser humano que se desintegra, mostrándonos las piezas clave que lo orillaron a ese destino, a diferencia de otros medios para el estudio de la violencia, el teatro penal es clave para conocer las pasiones dentro de una persona que se cataloga como «maligna», y es en realidad el resultado de toda una sociedad que falla y afecta a los más vulnerables.
Escuchemos las voces detrás de las rejas, como una melodía que forma parte de la tierra que aunque dista de pertenecemos, la hacemos todos nosotros, con nuestras palabras, nuestros sueños, lágrimas y sudor. A veces sólo falta una mirada dulce para recordarle a un corazón que no está solo.
Correa, Jorge. STRAP: Sistema teatral de readaptación y asistencia preventiva. Comp. Dea Arjona. México: Plataforma A&C, 2017. Impreso.
Foucault, Michel. “El panoptismo”. Vigilar y castigar: nacimiento de la prisión. Trad. Aurelio Garzón del camino. México: Siglo XXI editores, 2009. 228-261. Impreso.
Marinis, Marco. “Artaud y el segundo teatro de la crueldad”. Tradición, modernidad y posmodernidad: teatro iberoamericano y argentino. Ed. Osvaldo Pellettieri. Buenos Aires: Galerna SRL, 1999. Google académico libros. Web.
Ramírez Durón, Pablo. “Teatro Penitenciario Libertad desde la Sombra”. Sistema penitenciario, adolescentes que infringen la ley penal y prevención de la tortura a través de un enfoque cinematográfico. México: UNAM, 2012. Bibliotecas jurídicas UNAM. Web. 19 octubre 2020