“El problema para nosotros no consiste en si nuestros deseos están o no satisfechos, el problema es ¿cómo saber qué desear? No hay nada espontaneo, nada natural en el deseo humano, nuestros deseos son artificiales… ”
Así es como Slavoj Zizek comienza su documental “manual de cine para pervertidos”, que alejado de lo lascivo que pueda sonar, es un filme donde él, personalmente, analiza de manera psicoanalítica (como no podía ser de otra forma siendo el) algunas de las películas más emblemáticas de este arte, bajo la premisa de que (y completando la cita);

“… El cine es la más perversa de las artes, (ya que) no te da que desear, te dice cómo desear”.
Durante todo el documental ya da por entendido la importancia del cine como este acto gregario que congrega un puñado de gente (casi ritual, sino es que ritual) para perderse inmersos durante horas en la ficción y con ello, el cómo termina siendo sugestivo este acto (por eso el análisis psicoanalítico) para la mente de los indefensos espectadores y de paso, en los propios modelos de consumo de cultura por parte de estos mismos (o sea, de al menos todos los monitos parados en la tierra de occidente), ya sea directa o indirectamente, puesto que el cine, como lo conocemos hoy, ha influido en cuanto a su estructura, en series, propaganda, escritura, el arte per se y más importante a señalar para el futuro de este texto, en los propios deseos humanos.
“Veo fotos por todas partes, como cada uno de nosotros hoy en día; provienen del mundo, sin que uno las solicite; no son más que “imágenes”, aparecen de improvisto”.
Para Zizek (y para mí y si estas siguiendo el hilo, para ti también) el cine estructura nuestra realidad, dándonos arquetipos de vida y de cómo vivirla, un ejemplo burdo por mencionar es el temor que se infligió en las personas por el tiburón blanco a partir del estreno de “Jaws” y como la gente comenzó a cazarlos a manera de trofeo, según un artículo de la BBC. El ser humano es manipulable, más fácil de lo que uno podría llegar a creer y por supuesto la industria comercial tendría que aprovecharse de eso para vender más entes metafísicos (el cómo debemos oler, cómo nos tenemos que ver o qué tenemos que hacer para pertenecer a un grupo en específico llamado “target”) contenidos en entes físicos (el nuevo AXE que te hace oler a HOMBRE, ropa exclusiva que lleve “Supreme” por estampados o modelos de conducta correctos como tu vengador favorito). Buscamos que la realidad reproduzca la experiencia cinematográfica.
Todo este análisis, ya dejando a un lado a Zizek, me hace pensar en precisamente ¿Qué modelos de consumo cargamos? Y las implicaciones que esto trae a nuestro presente y a nuestro futuro; desde mi lectura, el agobio de incertidumbre frente al porvenir, la inminente destrucción medioambiental, el problema demográfico, la distribución de la riqueza y el actual pedo de sanidad, solo nos podemos pintar un futuro distopico; plasmamos nuestras únicas alternativas en el arte actual y en el colectivo iconográfico desde nuestro subconsciente (como respuesta al optimismo digerido del fast food en nuestras vidas), anhelamos regresar al pasado futurista con el pixel art, el lofi, los samples, la explosión de popularidad sobre el tema “cyberpunk”, y el arte meramente autorreferencial. El escapismo es una manera satisfactoria para no afrontar la realidad y no crear nuevas utopías, los avatares en Facebook como una construcción social idealizada de lo que somos, las skins en fortnite al puro estilo de Ready Player One.
“Nada más postmoderno que partidarios de la ultraderecha con avatares de niñas anime”
Propongo, (realmente señalo) como ultima salvación al estancamiento cultural y la nula auto cuestión hacia lo que consumimos y deseamos, para salir bien librados al futuro; la evolución de la moral que viene gestando el feminismo y los movimientos LGBT, (y que también a los hombres nos obliga a replantearnos la masculinidad). En esta disección y selección social, no olvidemos por favor, que la realidad busque replicar a la ficción, sino ayudarnos a crear una ficción contenida en lo real.