
El mes, como perteneciente al año, no ha sido del todo grato; huracanes, revoluciones, empleos perdidos, pandemias fluyendo, respuestas estúpidas del presidente y un largo etcétera agitan bruscamente al mundo. Sin embargo, la que más llamó mi atención por su inocencia y toxicidad, fue una que reportaba Noticieros Televisa:
“Para tomar clases, madre lleva a hijos a una cancha con señal de internet gratuita”
¡Espléndido! Resulta tierno a primera vista. Se esperaría que alguna empresa fuera al rescate y le pichara el wi-fi, incluso me gusta el mensaje reconfortante a los estudiantes diciendo; “Mira, ellos tienen que hacerlo en una cancha, ¡Claro que tú puedes en tu casa!”. Pienso que la educación es muy importante, es lo necesario para construir una mejor sociedad, progresar sin dañar y mejorarnos como individuos, es cosa vital para el hombre, pero a pesar de esto me temo que la idea que se trata de vender es el mito de que la educación es la herramienta para lograr una movilidad social y económica, un mito bastante arraigado ya junto con el estigma de la meritocracia.
Melissa Hogenboom de la BBC, menciona un experimento que demuestra cómo la gente tiene prejuicios hacia quienes recibieron menos educación” , ligado fuertemente con el estigma del estatus social que esto implica, lo terrorífico aquí es que este sesgo oculta la verdadera imposibilidad que hay de movilidad. La brecha salarial con el 1% de la población, quienes son más ricos, no disminuye a pesar de haber aumentado tremendamente la educación. La distribución de las riquezas, a pesar de esfuerzos y posgrados, va a seguir siendo peor.
Rockefeller, magnate del petróleo muerto ahogado en dinero, era tan amante de las ayudas filantrópicas, que hasta tenía su propia fundación, se dio cuenta que por medio de estas donaciones podría disminuir el descontento social ante su acumulación desmedida y desigual de riqueza, mientras que, como señala Yoni Appelbaum en un artículo de The Atlantic, podía obtener subsidios para obtener poder público y ganancias privadas, por supuesto este tipo de acciones no murieron con Rockefeller y por eso no es sorprendente estar escuchando las múltiples causas filantrópicas en las que Bill Gates se ve involucrado, por ejemplo.
https://www.theatlantic.com/business/archive/2017/06/is-philanthrophy-compatible-democracy/531930/
La brecha gigantesca que ha venido creciendo entre el poder adquisitivo de clases sociales vuelve necesaria la promoción a la educación por parte de los billonarios, necesitan usar a la meritocracia y tender el lema “Necesitas estudiar bien para tener un buen sueldo” por todos lados, tanto así que el valor mismo de la promoción a la educación se vea mermado por esta ideología político-económica.
Gracias a todo este empuje y respuesta inmediata sobre que la educación te va a sacar de pobre, la escolaridad ha aumentado drásticamente desde los años 70’sy sin embargo, todos conocemos un taxista preocupado que estudió para ingeniero o un médico sin coche de Farmacias Similares.
https://www.theatlantic.com/business/archive/2017/06/is-philanthrophy-compatible-democracy/531930/
Hay que entender el casi nulo impacto que tiene el título en tu economía a partir de la clase social en la que naciste, y con esto, reevaluarnos sobre el significado personal que tiene la educación y el uso que le debemos dar, exigir una mejor distribución de la riqueza y estabilidad económica resultaría más conveniente para poder impartir educación, Fabian T. Pfeffer de la Universidad de Michigan revela en su estudio, (Adjunto arriba) que efectivamente el nivel de escolaridad aumenta si tu nivel de ingresos es alto y no al revés.
No aprendes que dos más dos es cuatro para que te paguen bien, pero si para que no te hagan wey.