
Para las elecciones presidenciales del año 2006, México ya había pasado por la tutela católica del presidente Vicente Fox, que en aquel entonces se alzaba junto al PAN como la derecha democrática (y culera) del país. La campaña del Partido de Revolución Democrática, llevada por Andrés Manuel López Obrador, fue mermada por Fox: formando un movimiento de desafuero, justificado por desacato a una orden judicial.
En este contexto, el futuro ex presidente del país declaró “[…] lo que sí hice, todo lo que estaba en mi terreno, dentro de la ley, para que ese cuate no llegara a presidente […]” mas no contaba que Obrador, con todo y su “peligro para México” estaría presente en las papeletas de elección. Como cabecilla del PAN, los resultados revelaron la victoria de Calderón por un margen de 0.6 % de los votos, producto de un fraude electoral donde la principal contribuyente fue en aquel entonces la mandataria del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación: Elba Esther Gordillo.
Según la Asociación Ciudadana del Magisterio, reportó que la Secretaría de Finanzas del SNTE gastó 51 millones de pesos al mes desde que iniciaron los comicios presidenciales hasta las elecciones del 2 de julio, con el propósito de financiar una red electoral de apoyo a la campaña presidencial de Acción Nacional.
A escasos diez días de iniciado su mandato en la presidencia, Felipe Calderón le declara la guerra al narcotráfico. Impulsado por un supuesto informe de inteligencia que revelaba la seriedad de la situación, el mandatario vio la oportunidad de legitimar su sucia llegada a la presidencia. Este “proyecto” respaldado y llevado a cabo por uno de los personajes más peyorativos de la historia de México: Genaro García Luna (Secretario de Seguridad Pública en aquel entonces), fungió como doble agente: por un lado, del pueblo mexicano, y del otro para el narcotráfico.
El periodista Alejandro Saldívar, señala para la revista Proceso lo siguiente acerca de lo intocable (y culero) de aquel sexenio:
“No solamente lo sabía Felipe Calderón. También lo supo su antecesor en la presidencia, Vicente Fox; el titular de la PGR en el sexenio foxista, Rafael Macedo de la Concha, y su sucesor Daniel Cabeza de Vaca. Lo sabía el ya fallecido José Luis Santiago Vasconcelos y Guillermo Galván Galván –titular de la SIEDO y secretario de la Defensa con Calderón, respectivamente–, y hasta el presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Carlos Aguiar, a la par de las innumerables denuncias hechas por José Antonio Ortega Sánchez, presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal: Genaro García Luna protegía al Cártel de Sinaloa, encabezado por El Chapo Guzmán […]”.
Desde aquel 2006, el país fue presente de varios augurios que proyectaban ya en ese entonces la situación (culera) del país, México estaba empeorando: la CEPAL lo reconoce como país latinoamericano con más crecimiento de pobreza, indigencia y desigualdad, en la distribución de ingresos del 2009 que sumaban ya a 45.25 millones de personas (38.8 % de la población total), un crecimiento de 4.2 millones respecto a las cifras del año anterior; con el neoliberalismo calderonista, se apoyaba la privatización del sector del petróleo, que en vez de considerarlo como palanca económica se veía reducido a la explotación y enriquecimiento de terceros; la generación de desempleo por la extinción de la Luz y Fuerza de Centro, que sería el inicio de la (culera)“Reforma Energética”.
Y si con este cabrón no fue suficiente agárrate, México.
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