Alessandra Sapién *(aporte de colaborador externo)

Desde el inicio de la existencia de la mujer, se le ha visto con ojos feos por razones que el día de hoy reflexionamos hasta calificarlas como incoherentes, se invalidó su papel entero dentro de la sociedad y se nublaba a vista al momento de ver por su bienestar.
El motivo de su desprecio era ilógico pero simple: ser mujer. Ser mujer significaba ser mínima, el eslabón más débil de la civilización por causas meramente biológicas. Con el paso del tiempo la mujer comenzó a cuestionar las injusticias diarias de las que era víctima, se gritó y se luchó hasta llegar al punto en el que nadie pudo silenciarlas. Desde ese entonces la lucha no ha parado porque las causas no se han agotado, si bien muchos pueden creer que la equidad por la que se gritaba ya existe o que la igualdad ante la ley ya está presente, se han dejado de lado situaciones que nadie ha querido dar la importancia necesaria, por ejemplo una situación presente en toda mujer que por muchísimo tiempo ha sido visto erróneamente como un tabú: la menstruación.
En nuestro país todos estamos conscientes del ciclo menstrual en las mujeres, si eres hombre, seguro estás familiarizado con este proceso biológico por el que todas tus compañeras atraviesan cada cierto tiempo, tal vez estuviste presente en alguna plática escolar, tal vez te dio curiosidad lo que sucedía y lo preguntaste o lo investigaste, lo dejaste de ver como algo asqueroso y pasaste a verlo como lo que es: algo totalmente natural. Nosotros tenemos esa fortuna, nosotras tenemos ese privilegio de hablar cuando queramos de nuestra regla y ¿por qué no? Compartir experiencias entre nosotras, compartir tips y métodos para hacernos más llevadera la experiencia. Tenemos el privilegio de acercarnos con alguien que sepa del tema para resolver nuestras dudas y adquirir más información sobre los que nos pasa, tenemos el privilegio de elegir si usar tampones, toallas, copa, el método que a nosotras nos acomode más. Tenemos ese privilegio, no debería ser un privilegio.
¿Alguna vez te has preguntado cómo viven en otros países este proceso? Para nosotras físicamente puede ser feo, para otras mujeres en el mundo se vuelve una pesadilla mensual.
Como en áreas rurales de Nepal, donde cada mes las mujeres pasan por un llamado chaupadi, un aislamiento de todos durante el periodo, mientras las mujeres menstrúan deben ser apartadas de todos, son encerradas lejos de cualquier persona, lejos de condiciones sanitarias adecuadas, en ese tiempo la mujer no puede ver a ningún hombre de su familia, no puede ni siquiera escuchar su voz o se cree que caerá una terrible desgracia en ellos. La mujer es privada de su libertad por causas meramente biológicas.
En la India a la mujeres se les enseña que los genitales femeninos y la menstruación es algo sucio, en Afganistán las mujeres usan telas en su ciclo menstrual, las hacen creer que no deben lavarse los genitales durante sus días o quedarán infértiles, se toma a la menstruación como algo muy ligado a la feminidad, así que cualquier enfermedad ligada a la regla está mal visto y puede llevar al auto aislamiento. La mujer es rechazada socialmente por causas meramente biológicas.
En Malawi, el periodo es tema prohibido, es un tabú total, madres y padres no hablan a sus hijos sobre la regla, las instruyen para no hablar de la regla en público ni mencionarlo enfrente de los hombres. La mujer es silenciada y negada a la información por causas meramente biológicas.
Como este aspecto, hay muchísimos más por los que la mujer sigue atravesando día a día, que si bien nos parecen ilógicos, siguen ahí. La lucha está lejos de acabar, la lucha sigue todos los días por todas nosotras a través del mundo, porque no basta con erradicar los tabúes cerca de nosotros, se deben erradicar en cualquier lugar donde haya una mujer.
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