
Niños cargando armas como se carga un juguete, sangre que baña las calles, las noticias plagadas de la palabra «homicidio» y la amenaza constante de tiempos de guerra, el mundo se encuentra en constante decadencia, una sociedad narcisista sumida en el abismo de la apariencia ¿Qué importancia tiene la ficción? ¿Aún hay cabida para hablar de historias y mundos fantásticos en esta tierra?
El otro día vi a un niño intentando convencer a su madre en el camión de que le compre los libros de Harry Potter, “Mejor ponte a trabajar, esas mierdas no dejan nada de provecho” responde la madre, el niño tiene alrededor de 10 años. (Cabe resaltar que la mujer nunca despegó sus ojos del celular)
Una tragedia, no hay otra manera de llamarlo, llenó las redes y sacudió las lenguas de opinión de todos los que se enteraban, un niño llega armado a la escuela y dispara, conclusión: Es culpa de los videojuegos.
No tengo el tiempo para más anécdotas, el punto a tratar es este: ¿Hay algún papel político en la ficción? ¿Qué importancia tiene este sinfín de imaginerías en una sociedad de constante decadencia? Estas preguntas pueden ser resueltas con un vistazo en la biografía y obra de personajes como Julio Verne, Isaac Asimov, H.G Wells etc. Pero necesitamos mirar por la ventana, en un suelo mexicano y aferrarnos a la esperanza de que estas historias sí pueden salvarnos, lamentablemente, Amelie se manifiesta, y su frase nos marca una nueva sentencia “Son tiempos difíciles para los soñadores”
La ciencia ficción es la artillería pesada cuando queremos hablar de ficción, más cuando queremos darle una importancia y un papel político, es ahí cuando la ciencia ficción tiene dos hijos llamados utopía y distopia. Obras, libros, ensayos, cine, todos de la más destacada magnificencia se han escrito bajo la sombra de estos dos términos, exponiendo contextos de apariencia futurista que terminan estando más cerca de lo que aparentan, advirtiendo sobre la capacidad de destrucción del humano o dando esperanza sobre “Algo mejor”
Cuando el ser humano se ve avasallado por su realidad, cuando el huir es la cura para el miedo, para el dolor, las historias esperan ser descubiertas, es ahí cuando la madre que negó al niño Harry Potter se equivoca, no estoy defendiendo a Harry Potter ni mucho menos, estoy defendiendo a las historias, y cuando a un niño se le dan historias, cuando un niño crece con historias y mundos irreales, crecerá tan insatisfecho de su contexto que tendrá el valor de hacer el cambio, crecerá consciente de la impunidad y se abrirá al mundo de la imaginación, ¿Qué mejor arma política, como lo decía el profesor Miguel Espigado, que la ficción como acto de resistencia y reivindicación de la identidad?
Preocupados por si «Joker» causa estragos sociales, que si los videojuegos generan mentes enfermas, excusando la corrupción bajo mantos y discursos obsoletos, olvidamos mirar un espejo y darnos cuenta del verdadero verdugo de nuestro contexto.No, el niño no abrió fuego por fanático, tampoco el hombre vestido de Bane que causó una tragedia hace años en el estreno del caballero de la noche, el humano refleja su interior en todo lo que lo rodea, y en un mundo violento donde millones de personas crecen bajo contextos de ignorancia, miedo, depresión etc. no nos podemos lavar las manos con justificaciones mediocres.
La ficción al crear mundos ficticios genera la empatía en el ser humano, la capacidad de sentir real lo ajeno y hacerlo parte de la imaginación, desencadena una serie de factores importantes para el desarrollo intelectual del individuo, ser consciente de la senda del héroe, es ser consciente de la derrota y de la voluntad, sumergirse en otra realidad para regresar a afrontar la cotidiana, la ficción es importante en todos nosotros, y sobre todo en los niños, quienes son una parte fundamental del desarrollo de la sociedad, esta en nosotros evitar que los juegos de guerra se vuelvan una realidad y los juguetes sean reemplazados por armas.